¿Crees en el Karma? Yo solía no hacerlo hasta que conocí a Wally, el protagonista de esta historia. Créeme, tras leerlo te replantearás si el Karma existe o no. En este artículo te cuento como el Karma se vuelve el peor enemigo de Wally en Sri Lanka, no le da tregua y le vence por K.O técnico.
Otra historia de hostels para flipar con mayúsculas.
1. ¿Quién es Wally?
Wally… ¿Cómo definirle? No encontraría las palabras pues a día de hoy tengo sentimientos encontrados hacia él y según vayas leyendo entenderás porqué.
Nuestro protagonista es una persona real a la que he cambiado el nombre, 27 añitos, originario de alguna parte del Reino Unido. La historia comienza cuando un muy amigable Wally llega a nuestro hostel de Unawatuna.


Por la noche, me quedé charlando con él. Le conté cómo y por qué había terminado montando un hostel en Sri Lanka para un propietario local, la aventura con mi startup y cómo conocí a mi chica de aquel entonces. Tengo la teoría de que cuanto más info compartes, más información recibes. Además, parecía que el chico necesitaba hablar y quitarse un peso de encima. Se le notaba desolado y ante mi pregunta habitual (qué te ha motivado a dejar tu país), comenzó su desafortunado relato.
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Wally, como buen millenial o Generación Z, llevaba una temporada trabajando de algo para lo que no se había formado académicamente¸ cobrando una mierda y haciéndose preguntas sobre su vida, su futuro y sus pasiones. Sumido en la rutina, soñando con cambiar el paisaje de su vida y acomodado en una relación estancada.
En esa tesitura existencialista, empaticé rápidamente con su historia. Quizás se podría resumir con un:
Soy joven y me quiero comer el mundo pero el mundo me está comiendo a mí.
Sé que a muchos esto les sonará, yo incluido. Así que Wally, supongo que deseoso de un poco de acción, cometió un error, detonante de la historia: engañó a su novia con otra chica.
2. O intentas controlarlo o el mal Karma va in crescendo
Y es aquí donde la situación se vuelve 2000% contra nuestro héroe. ¿Has conocido a alguien que sea un imán para los problemas? Lo de este chico escapa a los límites de lo conocido, al menos en mi experiencia.
Wally vivía en una ciudad bastante grande y muy poblada del Reino Unido y mira tú que casualidad que su novia se tropieza de manera fortuita con la chica con la que él le acababa de engañar, se hacen íntimas en una tarde y al contarse las vidas llegan a la conclusión de que Wally es un c%*@$ y un &@j0 p*%!* y muchas cosas feas más.


En otra parte de la ciudad al mismo tiempo, imagínate al protagonista de la historia tan tranquilo cuando de repente, recibe un Whatsapp con un selfie de su pareja junto a la chica con la que le ha engañado, dedicándole ambas un corte de manga.
Wally quiere que se lo trague la tierra. Su chica le deja. Insatisfecho con su vida y añadiendo esta desagradable situación de la que solo él es responsable, deja su insufrible trabajo y se echa la mochila a la espalda decidido a probar mejor suerte en Australia. Y en lo que hace el papeleo para la famosa working holiday visa, decide parar en Sri Lanka a desconectar un poco.
Cuando me contó esto flipé. A decir verdad se le notaba apesadumbrado y arrastrando un sentimiento de culpabilidad. Y esto solo es el aperitivo ya que su pulso con el Karma tan solo acababa de empezar.
Wally aterriza en Negombo, la ciudad donde se sitúa el Aeropuerto Internacional de Bandaranaike. Nada más llegar empieza a notar fiebre y una terrible y ronca tos, por lo que decide afincarse en Negombo unos días mientras descansa y va realizando los papeleos pertinentes para entrar a Australia.
Que por cierto, yo también me quedé estancado en Negombo al final de mi episodio en 2019 a causa del dengue de Sri Lanka. Por eso, entre otras, ¡necesitas un seguro de viaje!
El día que en Negombo le toca hacerse la prueba médica correspondiente para acreditar un certificado de salud que solicita el Departamento de Inmigración de Australia, el pobre recibe una terrible noticia: ha contraído tuberculosis, una infección bacteriana que afecta a los pulmones. De ahí su terrible tos.


Pues nada, que le toca pasar dos semanas en un hotel de Negombo, esperando a que se le pase la tuberculosis y gastando un pastizal en pruebas médicas y medicinas. Desafortunadamente para él, el papeleo para Australia queda en espera hasta recuperarse y poder obtener el certificado de salud.
3. El mal Karma es como una pelota de nieve
Dos semanas después, nuestro protagonista hace check-in en mi hostel. Y ahí me tienes, escuchando su historia, en aquellos sofás donde tantas experiencias compartimos.


La tuberculosis ya ha remitido pero le ha dejado secuelas en los pulmones, por lo que todavía tose de vez en cuando emitiendo un sonido ronco. Y todavía se fuma algún que otro cigarro. Entre cervezas, me comentó que entre los papeles de Australia que consiguió enviar, las pruebas médicas, los medicamentos y las dos semanas de hotel, ni siquiera había comenzado su viaje en Sri Lanka y ya había gastado una buena fortuna. Su padre le había tenido que echar un cable.
Terminada su historia, Wally me preguntó si podía quedarse de alguna forma trabajando en el hostel como voluntario y de esa forma reducir sus gastos hasta obtener respuesta sobre la working holiday visa australiana.


En el momento que me preguntó aquello, observé dos facetas en él: la de una persona un tanto impulsiva, irresponsable y que indiscutiblemente estaba atrayendo problemas muy rápido, y por otro lado una persona como yo o como cualquier otra que había cometido un error y precisaba de una oportunidad. Y así se lo hice saber.
Cuando uno ha tocado fondo, por lo menos sabe que ya no puede bajar más
Aunque Wally si podía tocar más fondo, pero eso vendrá después.
En aquel momento necesitaba un cable con la redacción de contenidos para la web del hostel. Por aquel entonces mi inglés no era tan fluido a la hora de redactar contenidos con personalidad, por lo que la ayuda de un nativo era más que bienvenida. Especialmente porque la primera versión de la web tenía 17 páginas estáticas repletas de contenido optimizado para SEO y buscando aportar un contenido de valor sobre Sri Lanka al visitante, los contenidos (llamados copys en jerga técnica) precisaban de un resultado profesional.
El tipo, aparte de necesitar una oportunidad, buscaba un cambio de profesión y le interesaba el marketing digital.
Sri Lanka es un lugar excepcional para trabajar en remoto y surfear una temporada:
Cuando le comenté el reto con la web y le ofrecí dar una máster class de marketing digital y una buena experiencia que podría poner en su currículum, le encantó la propuesta. Solo tendría que dedicar 4 horas al día, 5 días a la semana y tendría el alojamiento y las comidas gratis. No obstante, Wally quería unos días para despejarse y volver, y así lo acordamos.
A decir verdad, me quedé con buena impresión de él pese al mal Karma que venía arrastrando y a esa imagen de perdido víctima de sus circunstancias.
4. Hay quien no aprende
Al día siguiente salimos de fiesta con todos los clientes y fue una noche espectacular. En el último momento, sobre las 3 de la madrugada, Wally se metió en Tinder (por si hay algún lector menos familiarizado, es una aplicación para ligar) y en la tardía repesca hizo match con una turista que se alojaba en Mirissa.


Me pidió mi moto y se la presté con la condiciones de que me repusiese la gasolina y que estuviese de vuelta a las 14.00 como tarde del día siguiente, pues yo tenía una gestión que realizar y él hacía check-out del hostel.
Para hacerlo más interesante, era una noche de octubre de temporada baja y las lluvias del Monzón azotaban la costa sur. Y ahí tienes a nuestro valiente protagonista, a punto de recorrer los 30 kilómetros que separan Unawatuna de Mirissa en mi moto bajo la lluvia a las 3 de la madrugada para ver a una chica. Así que le presté la moto y salió a la carrera.
Unawatuna fue mi hogar. Descubre:
Como NO era de esperar, al día siguiente Wally llegó tarde así que tuve que pagar un tuk tuk para ir a mis gestiones. Cuando regresé al hostel, él acababa de llegar para hacer check-out, tarde por supuesto. Al cobrarle los cargos pendientes de alojamiento y restaurante, le cobré el importe del tuk tuk y la gasolina, pues no me la había repuesto. El tipo estaba ok con aquello. Personalmente no me enfadé pues ya sabes que en hostels la línea entre los clientes y los miembros del equipo es borrosa y yo había llegado a empatizar con Wally. Al fin y al cabo todo había salido redondo para ambos.


Mi nuevo colega hizo check-out y quedamos en contacto para el proyecto de la redacción de contenidos de la web. Exceptuando su mal Karma y el episodio de la moto, el chaval era bastante enrollado, educado y me había caído bien.
5. El mal Karma de Wally le hace famoso en Sri Lanka
Si viajas a Sri Lanka te darás cuenta de que la ruta turística principal incluye la costa Sur, el Triángulo Cultural y las Tierras Altas. Estas 3 zonas, seguidas en ruta conforman una especie de círculo y generalmente tienes dos opciones: hacerlas en el sentido de las agujas del reloj o hacerlas en el sentido contrario.


Habiéndote explicado esto, muchas veces los viajeros que siguen la ruta coinciden en las diferentes ciudades. Especialmente aquellos que tienen más tiempo para disfrutar de un destino. Esto crea grupos de amigos de viaje que continúan la experiencia juntos o gente que ha conocido a gente con la que es probable que te cruces cuando viajes a tu siguiente destino en Sri Lanka.
Y aquí es donde nuestro querido Wally entra de nuevo en acción, pero sin estar presente.
A los pocos días de su partida llegó al hostel un grupo nuevo de clientes, grupo que se había ido conformando durante el viaje, haciendo amistades por el camino. Entre las típicas conversaciones con los clientes sobre su viaje y anécdotas varias, me dijeron que habían conocido en Ella a un gilipollas del Reino Unido llamado Wally y que había pasado una ETS a una chica que viajaba con su grupo anteriormente. Telita, ya echando mala fama por la isla.


Varios días después me encuentro como de costumbre trabajando en el hostel y llega un nuevo grupo de clientes. No sé ni cómo ni por qué pero nuestro protagonista salió en la conversación con esta nueva tanda de mochileros y resulta que una de las chicas del grupo era la chica a la que Wally había pasado la ETS. Créeme que la chica no le tenía mucha estima y mucho menos el grupo con el que ella viajaba, que también le habían conocido.
¿Te puedes creer que la chica que portaba la ETS originalmente (la chica a la que fue a visitar con mi moto) avisó posteriormente a Wally y que el tío pese a saberlo, tuvo relaciones sin protección con una segunda chica? Y lo peor: ¿te puedes creer que ambas chicas llegaron a conocerse en Kandy y coincidir en qué Wally era el cab*$%& que pasó la infección a la segunda?¿Qué probabilidades existen de que en menos de dos meses, 4 chicas a las que has mareado – por decir algo – coincidan dos veces en dos países diferentes?
Es decir, que un escenario similar al que vivió en Reino Unido ¿se repita en Sri Lanka? No sé si hay más probabilidades de que te ataque un tiburón o de fallecer en un accidente aéreo. En serio, escríbeme un comentario sobre esto porque ¡las probabilidades son loquísimas! Quizás opines que no es tan difícil.
En poco más de una semana, Wally, aparte de dejar claro que tenía éxito con las mujeres, había desafiado a las leyes de la probabilidad y había conseguido un buen número de haters en Sri Lanka.
6. Wally regresa
Tras casi dos semanas después de haber dejado el hostel, Wally regresa para comenzar el proyecto de la web con nosotros.
Imagínate a un atractivo tipo con gafitas que no para de meter la gamba allá por donde va y cuyas aventuras hacen eco entre grupos de viajeros en diversas partes de la isla. Se sorprendió cuando le conté que una de las viajeras afectadas se había alojado en el hostel días antes. Abochornado y arrepentido, me contó algunos detalles adicionales de la historia.
Para más inri, le había crecido en el cuello una verruga marrón en cuestión de días. Le habían echado atrás los papeles para Australia porque todavía se apreciaban las consecuencias de la tuberculosis en los pulmones. Ahora tenía que pagar de nuevo todo el papeleo de Australia y las visitas correspondientes al médico para las pruebas médicas necesarias para el certificado de salud y para el dermatólogo por el topo del cuello. Según me contó, ya se había tratado la ETS. Su padre le tuvo que enviar dinero y estaba al tanto de lo de la tuberculosis y de lo de la verruga. Imagino que su padre debía estar preocupado y flipando con las desventuras de su hijo.
Ciertamente desde fuera su historia era desesperante. De nuevo, le invité a aprovechar la oportunidad en el hostel trabajando en el proyecto de la web y le pedí que fuese responsable. Wally merecía una oportunidad y poner fin a esa serie de catastróficas desdichas.
7. El desenlace de Wally: Karma en superlativo


Al día siguiente nos pusimos manos a la obra con la web. En primer lugar, dedicamos algo más de 2 horas en las que, con una pizarra blanca, expliqué a Wally y a Leo (Leo fue mi asistente de dirección en los inicios y buen amigo) las triquiñuelas de cómo funcionan los buscadores online, las fuentes de tráfico, las métricas de analítica web y muchos otros rollos técnicos.
Wally se aplicó muchísimo y lo pilló a la primera aplicando los conocimientos técnicos y el lenguaje requerido de acuerdo al estilo de comunicación de la marca The Rockstel y al tipo de cliente que teníamos.
Su trabajo consistía en redactar 4 horas, dejando un hueco al final para supervisar los textos conmigo y luego nos íbamos a surfear a Dewata. Nuestra estrella no era un lumbreras y trabajó perfectamente, disfrutando con nosotros de la vida del hostel y no tenía que preocuparse por gastar dinero en comidas y alojamiento.
Me sorprendió muchísimo lo bien que se le dio. Realmente pienso que el chico solo necesitaba una oportunidad. Quizás que alguien confiase en él. Supongo que el tío había tenido demasiado mal Karma en las últimas semanas y encontrar algo de estabilidad le vino bien.


Pero en el caso de Wally, la historia no iba a tener final feliz.
El viernes por la noche se fue de fiesta a Happy Banana (en la playa de Unawatuna) con un grupo de clientes australianos con pinta de alocados. Antes de que marchase le recordé lo que habíamos acordado: be responsible mate (sé responsable colega). Además, él tenía que trabajar a la mañana siguiente.
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Llegó el sábado por la mañana y mientras Leo y yo trabajamos, Wally salió de su habitación frotándose la cara con pinta de tener una resaca descomunal. Inmediatamente cogió el teléfono y tras ver varios SMS de su banco exclamó:
¡Alguien ha hecho 5 retiros del cajero con mi tarjeta de 150 Libras cada uno!
Un ahora muy-estresado-Wally se dirigió a su cartera para comprobar que la tarjeta de crédito había desaparecido. Además, le faltaban algo más de 20 000 LKR (100 Euros) en efectivo. Leo y yo tratamos de echarle un cable ayudándole a reconstruir la noche y lo último que recordaba.
El muy personaje no recordaba nada de nada, más que recuerdos borrosos de cómo Leo le había acompañado a la cama. Ambos compartían dormitorio y cuando Wally irrumpió de madrugada en la habitación con un ciego desmesurado, Leo se despertó y le ayudó a encontrar la cama.
Teniendo en cuenta el historial del personaje, ahí sí que me empecé a mosquear al verle dando tumbos, sin recordar cómo su tarjeta de crédito había llegado a manos de alguien.
Hablé con él y me confesó que junto a los australianos, había tomado ketamina, un tranquilizante para caballos, que al parecer mezclado con alcohol puede ser fatal. Sospechaba que alguien le había metido alguna droga en la bebida pues se entiende que había compartido el PIN de su tarjeta de crédito con alguien.
A continuación hablé con uno de los australianos que había sido timado al regresar de la fiesta. El conductor del tuk tuk le hizo la jugada dándole el cambio mal y le robó casi 200 Euros en rupias. Es el riesgo de ir demasiado drogado y no conocer bien los billetes del nuevo país. El pobre australiano ni se enteró, apenas recordaba nada y menos la cara del conductor. Vaya panda se juntó para ir de fiesta aquella noche.


Wally llamó a su padre para contarle la situación y lo peor: hablando conmigo en privado acusó a Leo, sospechando que podía ser el ladrón pues le había acompañado a la cama. Eso era inaceptable.
Antes de que Wally se dirigiese a la estación de policía de Galle a denunciar lo sucedido y a tratar de pedir las grabaciones de la salida de la discoteca, muy seriamente le di un ultimátum y le dije que aunque entendía que lo que le había pasado era una gran p*****, le había pedido que fuese responsable. Así que le invité a ponerse las pilas con su trabajo con los contenidos de la web antes de que yo volviese de surfear al atardecer.
No te puedes imaginar que día nos dio. Cuando estás de estrés hasta arriba y te cae un personaje así, puedes saturarte. Traté de ayudar pero el tío se tomó la situación con una parsimonia sin precedentes, así que le di el toque de atención y me fui a hacer surf.


Cuando regresé de la playa de Dewata un poco más relajado, Leo me comunicó que Wally le había dicho que dejaba el hostel y el proyecto de la web. Había vuelto de la policía sin soluciones para recoger sus cosas y marchar para no volver. Básicamente, pese a las oportunidades y confianza, me dejó tirado.
No volvimos a saber nada más de nuestro protagonista, salvo que un cliente le vio en la playa de Dewata varios días después. Me quedé con la intriga de saber qué pasó realmente aquella noche. ¿Cómo es posible que des el PIN de tu tarjeta de crédito a alguien y no lo recuerdes? ¿Fue el conductor? Alguien en la discoteca? ¿La sustancia que tomó con los australianos o le echaron algo en la bebida? Ciertamente ha sido de lejos el caso más raro que viví en Sri Lanka y mientras escribo esto me sabe mal aquel desenlace para Wally en el momento que parecía que su situación estaba mejorando. ¿Conseguiría llegar a Australia o regresaría a Reino Unido? Quién sabe.
8. Conclusiones
Finalmente, sí que tuve noticias de él días después cuando me envío un mensaje en Messenger en el que me trataba como el presunto culpable de los 5 retiros de 150 Libras de su tarjeta de crédito. Se basaba en que los días que nos ayudó con la web, había dejado un paquete de tabaco en las mesas de la entrada que yo cogí para guardárselo y evitar que se lo robasen, devolviéndoselo después. Esa acusación después de todo me supo a un insulto y le despedí en Messenger con un no me extraña que te pasen estas cosas si además de tu irresponsabilidad, culpas a una persona que te ha ayudado.
Nunca volví a tener noticias de él y realmente espero que consiguiese salir de ese bucle de mal Karma en algún momento. Al final las cosas tienden a caer por su propio peso.
Wally no era un mal tío, simplemente parecía haber tomado una o dos o tres malas decisiones. Pero en la vida, la diferencia entre una y nunca puede marcar un abismo. Y el chico ya llevaba unas cuantas.
A su favor, puedo decir que cada vez que miro la web del hostel me acuerdo de él de manera positiva, especialmente de la ilusión que puso aquellos tres días trabajando en los contenidos. Wally marcó la pauta para que después (Jeremy, Aaron, Sowan y yo) pudiéramos continuar y dentro de lo que cabe, dejó su mejor huella.


Realmente debemos hacer un esfuerzo por mirar el lado positivo de las cosas, especialmente cuando analizamos situaciones o personas enrevesadas. Juzgar es muy fácil, pero antes de hacerlo, ¿nos ponemos en la piel, en la mente o en las circunstancias que una persona atraviesa?
No puedo llegar a empatizar con nuestro protagonista pero creo que puedo llegar a entenderle. Me había contado su historia, desde mucho antes de meter la pata por primera vez con su novia. En Reino Unido, Wally aspiraba alto pero la altura no estaba preparada para él así que comenzó un viaje para dejar su realidad atrás y crear una nueva.
El problema es cuando esos problemas de los que huimos se transforman y nos persiguen disfrazados de otros problemas allá donde viajamos. Es cuando más cautelosos debemos ser con nuestras decisiones.


Tras conocer a Wally y su viaje fantástico, he vuelto a creer en el Karma. Si bien es cierto que las casualidades me acompañaron durante todo mi tiempo en Sri Lanka, como relato en el artículo Un trabajador camello y ¿una chica de compañía?, la de Wally ha sido la mayor historia de coincidencias sucesivas que he contemplado en mi vida.
Finalmente, te dejo que tú mismo saques las conclusiones de este artículo y te invito a que compartas tus impresiones y pensamientos en los comentarios porque desde luego el tema da para mucho.
Y Wally, allá donde estés, a por todas y un abrazo.
La historia de Wally me pareció fabulosa, sinceramente creo que en la mochila también uno, se lleva a sus problemas.
Opino porque es gratis pero Wally quizás tenía cosas que aprender para terminar de esa manera. Ojalá haya podido darse cuenta que no cualquiera se cruza un Miguelito por la vida.
Te felicitó Miguel! Muy buena redacción, me imaginaba a ti contándome la historia y no podía parar de reírme.
Saludos cordiales,
Mario
1stJRREVR
Maritooo gracias por pasarte y por tu comentario!
Como bien dices, cada uno se lleva en la mochila sus problemas. Otra cosa es en qué punto del camino la persona vaya corrigiendo y dejando esas cargas atrás o enfrentarse a ellas y resolverlas. Y sin duda la historia de Wally es la de alguien que desafortunadamente en el punto que nos conocimos, distaba de darse cuenta de ello.
Siempre tendré la curiosidad de que sería de él, al igual que nos pasó con nuestro otro amigo mutuo uruguayo del hostel 🙁
Un abrazo Mario!😀😎